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Comentamos con vosotros la especialidad de Digestivo en Torrelavega con la doctora Millán, que es una veterana doctora que nos dará algunos consejos importantes sobre esta importante y a veces olvidada parte de nuestro organismo. La especialidad de aparato digestivo, conocida también como gastroenterología, es una rama clínica de la medicina centrada en el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de las enfermedades del sistema digestivo. Este sistema abarca órganos tan esenciales como el esófago, estómago, intestino delgado y grueso, hígado, vías biliares y páncreas. A lo largo de las últimas décadas, esta especialidad ha evolucionado notablemente gracias a los avances en tecnología médica, procedimientos endoscópicos, diagnósticos por imagen y terapias farmacológicas.

Como nos dice la doctora Marina Millán, especialista en Digestivo en Torrelavega:

Acudir a un especialista en aparato digestivo es fundamental cuando aparecen síntomas digestivos que se repiten o no mejoran con el tiempo. Muchas personas suelen ignorar molestias como la acidez frecuente, la hinchazón abdominal o los dolores de estómago creyendo que son problemas pasajeros, pero si persisten es importante acudir a un profesional. Un especialista en digestivo puede realizar un diagnóstico preciso y descartar enfermedades más serias como úlceras, gastritis crónicas o incluso patologías más complejas como la enfermedad inflamatoria intestinal o el cáncer de colon.

En este texto analizaremos en profundidad los fundamentos anatómicos y fisiológicos, las principales patologías que aborda, sus métodos diagnósticos, las herramientas terapéuticas disponibles, la formación profesional, y los retos y tendencias futuras del campo.

Anatomía y fisiología del sistema digestivo

Para comprender la gastroenterología resulta imprescindible una sólida base en la anatomía y fisiología digestiva. El sistema digestivo puede subdividirse en varias regiones funcionales:

Tracto gastrointestinal superior: formado por esófago, estómago y duodeno. El esófago transporta el bolo alimenticio; el estómago realiza la digestión química y mecánica gracias al ácido clorhídrico y enzimas; y el duodeno es el punto donde se vierte bilis y jugo pancreático para continuar la digestión de grasas, proteínas y carbohidratos.

Intestino delgado: compuesto por el yeyuno e íleon, se encarga de la absorción de nutrientes (aminoácidos, monosacáridos, ácidos grasos, vitaminas, minerales). Su gran superficie, multiplicada por vellosidades y microvellosidades, hace posible esta absorción eficiente.

Intestino grueso: incluye el ciego, colon, recto y canal anal. Su función principal es recuperar agua y electrolitos, fermentar fibra a través de la microbiota y formar y excretar las heces.

Hígado y vías biliares: el hígado realiza tareas metabólicas, desintoxicación, síntesis de proteínas plasmáticas, almacenamiento de glucógeno y producción de bilis. La bilis se transporta mediante vías biliares y se almacena en la vesícula biliar, liberándose al duodeno para ayudar en la emulsión de grasas.

Páncreas exocrino y endocrino: produce enzimas digestivas (amilasa, lipasa, proteasas) y secreta hormonas como insulina y glucagón, clave en el control del metabolismo de la glucosa.

Toda esta maquinaria debe funcionar correctamente y en armonía; las alteraciones en cualquiera de estos componentes pueden dar lugar a un amplio espectro de enfermedades desde inflamaciones leves hasta patologías neoplásicas.

Formación del especialista en Digestivo

La especialización en aparato digestivo requiere una formación rigurosa y prolongada. En muchos sistemas de salud (incluido el de España), tras finalizar la carrera de medicina hay un período de formación especializada (MIR) en que los médicos internos residentes dedican cinco años a aprender en unidades clínicas y de hospital, rotando por diferentes áreas: medicina interna, cirugía general, oncología, radiología, endoscopia, hepatología, nutrición y motilidad digestiva.

Durante estos cinco años se adquieren habilidades en endoscopia digestiva alta (gastroscopia) y baja (colonoscopia), técnicas básicas pero esenciales para el diagnóstico y tratamiento de tumores, enfermedades inflamatorias, hemorragias digestivas. Se aprende la interpretación de estudios complementarios: ecografía abdominal, resonancia magnética del páncreas (colangiopancreatografía), elastografía hepática, endoscopia digestiva con ecoendoscopia, manometrías esofágicas y anales, pruebas de aliento para Helicobacter pylori o pequeñas bacterias intestinales. Se profundiza en el manejo de pacientes con enfermedades crónicas, como la enfermedad inflamatoria intestinal, hepatitis virales o enfermedad del hígado graso, desarrollando planes terapéuticos a largo plazo e interviniendo en complicaciones como fibrosis o cirrosis.

La formación incluye rotaciones por unidades de dietética y nutrición clínica, en las que se abordan temas como desnutrición, sobrepeso, nutrición parenteral o enteral, intolerancias alimentarias y soporte nutricional en enfermedades digestivas complejas. Al terminar el MIR, el gastroenterólogo está preparado tanto para el ejercicio clínico hospitalario y ambulatorio, como para desarrollarse en investigación clínica, docencia médica y subespecialidades como endoscopia avanzada, hepatología, pancreatología o motilidad digestiva.

Digestivo en Torrelavega: principales áreas clínicas y patologías

Esta especialista en Digestivo en Torrelavega nos insiste en la necesidad de hacer chequeos al menos una vez al año.

Un motivo clave para consultar a un digestólogo es la detección temprana. Muchas enfermedades del sistema digestivo pueden tratarse de forma más eficaz si se detectan a tiempo. Por ejemplo, la colonoscopia es una prueba que permite prevenir el cáncer de colon mediante la detección y extirpación de pólipos antes de que evolucionen a tumores malignos. Contar con un especialista garantiza que estas revisiones se hagan de forma adecuada y según la edad o factores de riesgo de cada persona.

También es recomendable acudir a un especialista si se producen cambios repentinos en el tránsito intestinal, como diarreas persistentes, estreñimiento prolongado o la presencia de sangre en las heces. Estos signos pueden ser indicativos de problemas importantes que necesitan valoración profesional. Además, un digestólogo podrá orientar al paciente sobre hábitos de vida, alimentación y tratamientos personalizados para mejorar la calidad de vida y evitar complicaciones.

Gastritis, úlcera péptica y Helicobacter pylori

Una de las áreas más frecuentes de la gastroenterología es el manejo de gastritis y úlceras pépticas. La infección por Helicobacter pylori sigue siendo una causa principal, especialmente en úlceras gástricas y duodenales. El diagnóstico se realiza mediante pruebas de aliento, serología, antígeno en heces o biopsia endoscópica. El tratamiento incluye regímenes combinados con antibióticos (claritromicina, amoxicilina, metronidazol) y inhibidores de bomba de protones (IBP). La erradicación de H. pylori ha demostrado reducir el riesgo de cáncer gástrico en poblaciones de alto riesgo.

Reflujo gastroesofágico y esófago de Barrett

El reflujo gastroesofágico es extremadamente común y puede llevar a lesiones esofágicas crónicas. La enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) se trata inicialmente con cambios en el estilo de vida, IBP y, en casos resistentes, técnicas mínimamente invasivas como funduplicatura laparoscópica o endoscópica. El daño prolongado puede evolucionar hacia esófago de Barrett, una metaplasia que aumenta el riesgo de adenocarcinoma esofágico; por ello el seguimiento mediante endoscopias periódicas es clave.

Enfermedad inflamatoria intestinal

La enfermedad inflamatoria intestinal (EII) engloba la enfermedad de Crohn y la colitis ulcerosa, dos entidades crónicas con comienzo en edad joven y curso fluctuante. Requieren una atención multidisciplinar: tratamiento farmacológico (aminosalicilatos, corticosteroides, inmunomoduladores, biológicos como infliximab o vedolizumab), control endoscópico, cirugía en casos complicados (estenosis, perforación, megacolon tóxico), así como asesoramiento nutricional y vigilancia de complicaciones extraintestinales.

Enfermedades hepáticas, biliares y pancreáticas

La gastroenterología también cubre patologías del hígado (hepatitis virales, hígado graso no alcohólico – NAFLD –, cirrosis, hepatocarcinoma), vías biliares (colecistitis, litiasis, colangitis) y páncreas (pancreatitis aguda y crónica, tumores pancreáticos). En el caso del hígado graso derivado de la obesidad y del síndrome metabólico, se trata de una epidemia creciente que puede conducir a cirrosis y fallo hepático. El diagnóstico se realiza mediante factores de riesgo, pruebas de imagen y elastografía hepática. El manejo se enfoca en cambios en el estilo de vida (pérdida de peso, ejercicio) y manejo de comorbilidades metabólicas.

En pancreatitis aguda, el manejo clínico inicial implica reanimación hídrica, analgesia, nutrición precoz y tratamiento de causas como cálculos biliares o hiperlipemia. La pancreatitis crónica, asociada al consumo de alcohol o causas hereditarias, requiere atención al dolor, sustitución exocrina y manejo de complicaciones como pseudoquistes o estenosis del conducto pancreático.

Síndromes funcionales y motilidad digestiva

Los gastroenterólogos también abordan síndromes digestivos funcionales (como el síndrome de colon irritable, disfagia funcional, dispepsia funcional) y trastornos de motilidad (como acalasia, espasmo esofágico difuso, estreñimiento crónico, incontinencia, tránsito lento o diarrea de origen funcional).

Para su diagnóstico se utilizan pruebas como la manometría esofágica de alta resolución, tránsito colónico, o el test de aliento con lactulosa o glucosa. El tratamiento combina farmacoterapia (procinéticos, antiespasmódicos, laxantes, agonistas serotoninérgicos/agonistas de canales de cloro), modificaciones dietéticas y apoyo psicológico si hay componente emocional o de estrés.

Neoplasias digestivas

La gastroenterología está estrechamente implicada en la detección precoz de neoplasias dentro del tracto digestivo: cánceres de esófago, estómago, colon, hígado y páncreas. Las colonoscopias de cribado permiten detectar y resecar pólipos adenomatosos antes de que progresen a cáncer colorrectal. Existen guías que indican la edad de inicio del cribado (por ejemplo 45 o 50 años, según país y factor de riesgo). También se usan pruebas no invasivas como el test de sangre oculta en heces o el ADN fecal. La endoscopia con técnica de imagen avanzada (cromoscopia, narrow-band imaging, endomicroscopía confocal) ayuda a identificar lesiones precancerosas o neoplásicas en esófago y estómago.

En el cáncer de hígado, la vigilancia periódica mediante ecografía y alfa‑fetoproteína en pacientes con cirrosis permite diagnóstico temprano. En cáncer pancreático, la detección precoz es mucho más difícil; la ecoendoscopia y pruebas genéticas en familias con historia de pancreatitis hereditaria o síndrome hereditario son útiles en medicina preventiva.

Diagnóstico en gastroenterología

El diagnóstico se basa en una combinación de historia clínica detallada, exploración física, pruebas de laboratorio, técnicas de imagen, estudios funcionales y procedimientos endoscópicos:

Historia clínica: incluye síntomas digestivos (dolor abdominal, pirosis, disfagia, diarrea, estreñimiento, pérdida de peso, hemorragia digestiva), antecedentes familiares, hábitos de vida (alimentación, consumo de alcohol, tabaco) y comorbilidades (diabetes, obesidad, enfermedad cardiovascular).

Examen físico: detección de visceromegalias, ascitis, signos cutáneos de enfermedad hepática, masas abdominales, alteraciones perianales.

Laboratorio: hemograma, perfil hepático (AST, ALT, bilirrubina, fosfatasas alcalinas), marcadores inflamatorios (PCR, VSG), serologías virales (hepatitis B y C), pruebas de función pancreática, calprotectina fecal, pruebas de intolerancia.

Imágenes no invasivas: ecografía abdominal, tomografía computarizada (TC), resonancia magnética nuclear (RMN), elastografía, colangiopancreatografía por resonancia (CPRM), tomografía por emisión de positrones (PET‑TC).

Procedimientos endoscópicos terapéuticos y diagnósticos: gastroscopia y colonoscopia con posibilidad de biopsia, resección endoscópica de pólipos, mucosectomía, disección endoscópica submucosa (ESD), hemostasia endoscópica, dilataciones de estenosis, colocación de prótesis, litotricia endoscópica.

Pruebas funcionales: manometría esofágica de alta resolución, pH‑metría esofágica, tránsito colónico radiactivo o por cápsula, pruebas de aliento (urea, lactulosa, fructosa) para Helicobacter o sobrecrecimiento bacteriano del intestino delgado (SIBO), motilidad anorrectal.

La combinación de métodos permite establecer un diagnóstico preciso, diferenciar entre patología orgánica y funcional, y planificar un enfoque terapéutico individualizado.

Tratamientos y terapias disponibles de nuestra especialidad en Digestivo en Torrelavega

El tratamiento farmacológico es importante en la especialidad de Digestivo. La doctora Marina Millán afirma que acudir al especialista es muy importante, aunque pensemos que el síntoma no es grave.

No hay que normalizar molestias digestivas ni automedicarse sin supervisión. Ante la duda, acudir a un especialista en digestivo es la mejor forma de cuidar la salud, prevenir enfermedades y recibir un tratamiento adaptado a cada caso.

Inhibidores de bomba de protones (IBP): omeprazol, esomeprazol, pantoprazol, lansoprazol. Indispensables en ERGE, úlcera péptica, gastritis erosiva.

Antibióticos combinados para erradicación de H. pylori: esquemas con claritromicina, amoxicilina, metronidazol, bismuto.

Aminosalicilatos y corticosteroides: en enfermedad inflamatoria intestinal leve o moderada.

Inmunomoduladores: azatioprina, 6-mercaptopurina, metotrexato.

Biológicos: infliximab, adalimumab, vedolizumab, ustekinumab para crohn o colitis ulcerosa refractarias.

Laxantes y procinéticos: para estreñimiento o motilidad reducida (prucaloprida, linaclotida, macrogol).

Utilización de serotonérgicos (como el tegaserod), antagonistas de canales de cloro, antiespasmódicos para colon irritable.

Terapia antiviral en hepatitis víricas crónicas: antivirales de acción directa para VHC, interferón y nucleós(t)ido-análogos para VHB.

Tratamiento del hígado graso no alcohólico: no hay fármacos aprobados específicamente, pero se investigan agonistas PPAR, GLP-1, inhibidores de SGLT2, entre otros.

Tratamiento del prurito colestásico, prurito intrahepático y otras complicaciones hepáticas como encefalopatía portosinusal, ascitis o várices esofágicas.

Intervenciones endoscópicas y quirúrgicas

Muchas patologías se pueden tratar directamente mediante técnicas mínimamente invasivas:

Resección de pólipos colónicos o lesiones premalignas (polipectomía, mucosectomía, ESD, polipectomía asistida).

Hemostasia endoscópica: para hemorragias por úlceras, varices esofágicas, angiodisplasias.

Introducción de prótesis (stents): para tratar estenosis esofágicas, gastroduodenales o colónicas.

Litotricia endoscópica: destrucción de cálculos biliares o pancreáticos.

Ecoendoscopia: además de diagnóstico, permite la toma de muestras para biopsia o la inyección local de terapia.

En casos en que el tratamiento endoscópico no es suficiente, se recurre a la cirugía digestiva mayor por parte de equipos mixtos de gastroenterología y cirugía.

Nutrición y soporte dietético

Una parte fundamental del tratamiento es la atención nutricional: dietas específicas en enfermedad inflamatoria intestinal (baja en residuos durante brotes, nutrición enteral elemental en la enfermedad de Crohn), soporte con nutrición parenteral en insuficiencia pancreática o patología gastrointestinal severa, suplementación vitamínica en cirrosis o tras resección intestinal. Además, se educa a los pacientes en estilos de vida saludables para prevenir enfermedades metabólicas y digestivas crónicas.

En enfermedades crónicas como EII, cirrosis, carcinoma hepatocelular o pancreatitis crónica, el enfoque debe ser multidisciplinar: gastroenterólogos, cirujanos, nutricionistas, psicólogos, enfermería especializada, e incluso grupo de atención domiciliaria. El objetivo es mejorar la calidad de vida y reducir hospitalizaciones, exacerbaciones o complicaciones graves.

Por último, muchas personas padecen intolerancias alimentarias, reflujo gastroesofágico o enfermedades como el síndrome del intestino irritable. Aunque estos trastornos no siempre son graves, pueden afectar mucho el día a día si no se controlan correctamente. Un especialista puede ayudar a identificar la causa exacta del problema y diseñar un plan de alimentación o medicación adecuado.

Roles de prevención, cribado y educación

Como nos recuerda la doctora Marina Millán, especialista en Digestivo en Torrelavega, no hay que olvidarse de que el cáncer de colon es uno de los principales. Entre los hombres es el segundo más frecuente, sólo por detrás del de próstata, mientras que para las mujeres ocupa el tercer puesto. Para evitar problemas y detectar a tiempo las patologías, con el mejor pronóstico posible, es importantísimo que toda las personas acudan a su especialista lo antes posible y máxime quienes se acercan a los 40 o 50 años.

Si hay antecedentes familiares de cáncer de colon es crucial revisarse con más motivo y hacerlo a edades más tempranas. Por ejemplo, si ha habido casos en la familia a una edad de 40 años, tendremos que chequearnos incluso antes de los 30 años de edad. En cualquier caso, a partir de los 50 es altamente recomendable.

Prevención primaria y secundaria. La gastroenterología también desempeña un papel fundamental en prevención primaria (p.ej. promover dieta equilibrada, reducir obesidad, evitar alcohol excesivo para prevenir hígado graso o cirrosis) y prevención secundaria (cribado de cáncer colorrectal, vigilancia de displasias en esófago de Barrett, hígado cirrótico, colitis ulcerosa de larga duración, colon polipósico).

Educación del paciente. Los gastroenterólogos y su equipo informan a los pacientes sobre la naturaleza de su enfermedad, tratamientos disponibles, signos de alarma y hábitos saludables. La alfabetización en salud es vital para que el paciente entienda la importancia del cumplimiento farmacológico, cambios en dieta, actividad física, manejo del estrés y reconocimiento temprano de síntomas.

Investigación clínica e innovación

La especialidad está en constante evolución gracias a avances en investigación clínica:

Nuevos biológicos y moduladores inmunitarios para EII o enfermedades autoinmunes hepáticas.

Terapias génicas y moduladores de microbiota en desarrollo.

Avances en inteligencia artificial aplicada a imagen endoscópica para diagnóstico precoz (detección automática de pólipos, lesiones precancerosas).

Técnicas de endoscopia robótica o asistida con mejora de precisión.

Estudios en curso sobre biomarcadores que indiquen actividad inflamatoria o ries­go neoplásico.

Nuevas estrategias para el manejo del hígado graso y diabetes hepática no alcohólica (NAFLD/NASH).

Retos actuales y tendencias futuras en la especialidad de Digestivo

La gastroenterología enfrenta varios retos y desafíos de cara al futuro:

La creciente prevalencia de obesidad, síndrome metabólico e hígado graso no alcohólico, asociada a un aumento esperado de cirrosis y cáncer hepático.

El impacto de la microbiota intestinal en patologías digestivas, metabólicas e inmunológicas, y el potencial de moduladores bacterianos, prebióticos y probióticos como tratamiento.

El desarrollo e implementación de endoscopias avanzadas no invasivas, cápsulas con imágenes de alta resolución, o incluso colonoscopia virtual.

La lucha global contra el virus de la hepatitis C (ya curable en la mayoría de casos mediante terapia antiviral directa), y el control de hepatitis B y hepatopatías autoinmunes.

El envejecimiento poblacional y las enfermedades digestivas asociadas a la vejez (como el cáncer colorrectal en ancianos, diverticulitis, trastornos de motilidad, enfermedad por reflujo, etc.).

La integración de dispositivos de telemedicina, monitorización a distancia de pacientes con enfermedades digestivas crónicas, y atención virtual en seguimiento de tratamientos.

El requerimiento de gestión de recursos sanitarios, dada la alta demanda de colonoscopias y endoscopias, poniendo énfasis en protocolos eficaces de cribado y acceso equitativo para evitar retrasos diagnósticos.

Importancia clínica y social de la gastroenterología

La gastroenterología tiene un impacto profundo en la salud pública y calidad de vida. Por un lado, las enfermedades digestivas son una causa frecuente de consulta médica, hospitalización y cirugía. Por otro, muchas de estas patologías presentan un gran potencial de prevención, diagnóstico temprano y tratamiento efectivo si se gestionan adecuadamente.

El cáncer colorrectal, por ejemplo, es uno de los tumores más frecuentes y prevenibles mediante colonoscopia. La erradicación del H. pylori ha contribuido a reducir la incidencia de cáncer gástrico en algunas regiones. Las guías clínicas internacionales (AGA, ACG, ECCO, ESGE, SEPD, AEG) buscan homogeneizar estándares de atención, cribado y diagnóstico a nivel global.

Además, dado que muchas enfermedades digestivas tienen un componente crónico, como la enfermedad inflamatoria intestinal o la hepatopatía crónica, se requiere un enfoque longitudinal con control continuo, adaptación terapéutica y atención psicosocial. En este sentido, las asociaciones de pacientes juegan un papel importante en educación, apoyo y participación activa.

Ejemplos clínicos de nuestra práctica en la especialidad de Digestivo en Torrelavega

A continuación, algunos ejemplos que ilustran el trabajo diario del gastroenterólogo:

Paciente con dolor epigástrico y reflujo persistente: tras gastroscopia se diagnostica esofagitis erosiva. Se inicia tratamiento con IBP y cambios dietético‑posturales. Una endoscopia de seguimiento detecta esófago de Barrett, implementando vigilancia bienal con biopsias.

Persona joven con diarrea recurrente y sangre en heces: se descarta infección, se realiza colonoscopia y se diagnostica colitis ulcerosa. Se inicia tratamiento con mesalazina tópica y sistémica, y se coordina seguimiento conjunto con nutricionista y enfermería. Tras recaídas se añade un biológico, con mejora clínica significativa.

Paciente adulto con fatiga, hepatomegalia y enzimas hepáticas elevadas: la serología identifica hepatitis C activa. Se inicia terapia antiviral de acción directa. Al cabo de seis meses se logra respuesta viral sostenida. Se realiza vigilancia periódica para prevenir progresión a cirrosis o carcinoma hepatocelular.

Persona con dolor abdominal intenso y enzimas pancreáticas altas: debe ingreso hospitalario. Ecografía detecta litiasis biliar. Tras manejo conservador, se programa colecistectomía laparoscópica y se proporciona asesoramiento dietético para evitar crisis futuras.

Anciano con anemia crónica sin causa evidente: se realiza colonoscopia y gastroscopia. Se identifican y resecan pólipos adenomatosos en colon y una gastritis atrófica. Se hace seguimiento estricto por riesgo aumentado de lesión neoplásica.

Clínica con especialidad de Digestivo en Torrelavega

Estos ejemplos pueden mostrar cómo el gastroenterólogo integra datos clínicos, imagen, laboratorio, endoscopia y plan terapéutico para abordar la salud digestiva del paciente. La especialidad de aparato digestivo (gastroenterología) es esencial dentro del ámbito médico moderno. Su alcance abarca desde trastornos leves y frecuentes hasta enfermedades complejas y potencialmente mortales. La clave de su éxito radica en el uso combinado de técnicas diagnósticas avanzadas, tratamientos eficaces, intervenciones mínimamente invasivas y un enfoque centrado en el paciente.

El gastroenterólogo del siglo XXI debe manejar no sólo equipos e instrumentos sofisticados, sino también establecer una relación de confianza con el paciente, coordinar con otros profesionales de salud, y adaptarse a los avances científicos constantes. El futuro de la especialidad pasa por integrar nuevas tecnologías, terapias innovadoras, estrategias de prevención poblacional, y un enfoque global centrado en la nutrición, microbiota y salud integral del individuo.

Así, la gastroenterología no sólo trata síntomas o enfermedades, sino que promueve bienestar digestivo a través de la prevención, el diagnóstico temprano, la intervención precisa y el apoyo a largo plazo en enfermedades crónicas. Es, sin duda, una especialidad con un impacto directo en la calidad de vida de millones de personas, e innovadora tanto en su práctica clínica como en su potencial de desarrollo futuro.